Quería impregnarme de la vida de los pescadores del delta, de aquellos que durante milenios han conservado las artes de pesca tradicionales hasta nuestros días. Una vez preparada la cámara, muy temprano, bajé al puerto donde Agustí ya me esperaba con su barca. El amanecer en medio de la bahía fue mágico y más navegando pausadamente. Una vez llegamos a la zona donde tenía la red, Agustí se puso a pescar con la técnica "lo batre". Terminé ayudándolo y los mejores peces que pesqué me los comí después en un restaurante del pueblo perfectamente guisados. Ya me imagino cómo disfrutarán los más pequeños de casa cuando se conviertan en pescadores por un día la próxima vez...
PD: podéis llegar hasta la red de Agustí en golondrina, embarcaciones de alquiler o con su propia barca.